A lo largo de la historia, la arquitectura se ha valido de la imagen para ser conocida. Áreas como la historia, la teoría y el diseño arquitectónico se apoyan prácticamente en la imagen pues sólo con ésta los conceptos que se plantean y transmiten son comprendidos.
La imagen arquitectónica ha sufrido una evolución histórica que va desde aquellos croquis, planos y grabados antiguos hasta la irrupción de la computación y la realidad virtual; sin embargo la valencia óntica de la imagen arquitectónica ha sido desde siempre la de representar por un lado y ser un modelo por el otro.
En este orden de ideas la enseñanza de la historia y la teoría de la arquitectura usan la imagen como representación; así, es a través de ella que tenemos acceso a un mundo que de otra manera desconoceríamos por completo, del mismo modo y conociendo las diferentes imágenes con las que podemos contar de un mismo edificio a través de la historia conocemos las distintas mutaciones de éste y lo re-actualizamos; la imagen arquitectónica se vuelve así un “retrato” de las distintas ocasiones en que el edificio se nos presenta y lo mantiene actual incrementando su ser.
En un principio estas representaciones se hacían por medio de dibujos o grabados apoyados en la perspectiva pero al aparecer la fotografía ésta tomo el lugar de aquellos.
Incluso las modernas técnicas fotográficas y la tecnología permitieron que la foto se usara “artísticamente” destacando de entre lo reproducido lo que a simple vista no vemos, o no aparecía así. En este sentido dicha imagen no es una copia sino un original[1]. Como ejemplo basta ver las innumerables exposiciones fotográficas sobre diversos edificios.
Gracias a este tipo de imagen arquitectónica puedo tener una experiencia distinta frente a lo representado y tornar presente algo que quizá no está ahí si visito el edificio; gracias a la fotografía puedo ver juegos de luces distintos, detalles que dejan de ser mera ornamentación; puedo reinventar la obra arquitectónica a través de su imagen.
Por otro lado en el sentido de la imagen arquitectónica como modelo el camino que se ha recorrido es aún mayor pues la computadora ha abierto un mundo aparentemente sin límites.
Todo edificio parte de una idea que es expresada primeramente como una imagen mental que posteriormente se volverá en un objeto (aquí entro en la doble juego de la imagen como imagen-mental/imagen-objeto que menciona Stiegler, pues la imagen mental que genero de un edificio es gracias a imágenes objeto que constituyen mi memoria). Esta imagen mental empezará a volverse imagen objeto en un papel gracias a un pequeño croquis (lo que a principios del siglo XIX se denominó como partí o primera imagen) que constituye el primer modelo del edificio.
El siguiente paso era desarrollar esta idea primero en planos; y posteriormente gracias a alzados y a la perspectiva se podía tener una idea aproximada de la imagen real del edificio visualizando de esta manera algo que en sí mismo no sería posible. Este método se trabajó desde la aparición de la perspectiva, en el renacimiento, hasta finales del siglo XX y produjo imágenes que son consideradas como obras de arte por sí solas, aunque como modelo dichas imágenes son sólo un esquema que “desaparece” al erigirse el edificio.
Hacia finales del siglo XX con la irrupción de programas computacionales la imagen arquitectónica, vista como modelo de algo que aún no ha sido, ha sufrido grandes cambios.
La digitalización y la realidad virtual, de la que ahora se valen los diseñadores se han vuelto una modelización de lo real que puede imitar casi a la perfección la realidad[2]. Tanto la imagen digital como los “recorridos virtuales” han conseguido que haya una evolución en cuanto a nuestra manera de percibir, pues existe en ellas un embuste y una manipulación que amalgama imágenes de naturaleza distinta (las reales en el caso de personas o paisajes donde se inserta in nuevo edificio y las creadas por la máquina) en las que sin embargo estamos fundamentando nuestras creencias sobre lo real
La mirada hacia el modelo arquitectónico virtual ha conseguido simular puntos de vista sobre el objeto más que el objeto mismo y ha generado nuevas posibilidades de hacer imagen, pues los croquis, los diseños, las pinturas hechas por arquitectos y las primeras imágenes que ellos realizan sobre un diseño de manera manual se han visto influenciados por las posibilidades de representación de la digitalización. Incluso los nuevos métodos de diseño se apoyan en elementos computacionales como el pixelado; así la imagen digital y la realidad virtual han pasado de ser reproducciones a producciones, ellas modifican la experiencia, amplían el mundo, percepción y la imaginación de quienes las vemos.
[1] Gadamer, Hans-Georg, Verdad y método, pág 189.
[2] Stiegler, Bernard, La imagen discreta, pág. 182.
En este orden de ideas la enseñanza de la historia y la teoría de la arquitectura usan la imagen como representación; así, es a través de ella que tenemos acceso a un mundo que de otra manera desconoceríamos por completo, del mismo modo y conociendo las diferentes imágenes con las que podemos contar de un mismo edificio a través de la historia conocemos las distintas mutaciones de éste y lo re-actualizamos; la imagen arquitectónica se vuelve así un “retrato” de las distintas ocasiones en que el edificio se nos presenta y lo mantiene actual incrementando su ser.
En un principio estas representaciones se hacían por medio de dibujos o grabados apoyados en la perspectiva pero al aparecer la fotografía ésta tomo el lugar de aquellos.
Incluso las modernas técnicas fotográficas y la tecnología permitieron que la foto se usara “artísticamente” destacando de entre lo reproducido lo que a simple vista no vemos, o no aparecía así. En este sentido dicha imagen no es una copia sino un original[1]. Como ejemplo basta ver las innumerables exposiciones fotográficas sobre diversos edificios.
Gracias a este tipo de imagen arquitectónica puedo tener una experiencia distinta frente a lo representado y tornar presente algo que quizá no está ahí si visito el edificio; gracias a la fotografía puedo ver juegos de luces distintos, detalles que dejan de ser mera ornamentación; puedo reinventar la obra arquitectónica a través de su imagen.
Por otro lado en el sentido de la imagen arquitectónica como modelo el camino que se ha recorrido es aún mayor pues la computadora ha abierto un mundo aparentemente sin límites.
Todo edificio parte de una idea que es expresada primeramente como una imagen mental que posteriormente se volverá en un objeto (aquí entro en la doble juego de la imagen como imagen-mental/imagen-objeto que menciona Stiegler, pues la imagen mental que genero de un edificio es gracias a imágenes objeto que constituyen mi memoria). Esta imagen mental empezará a volverse imagen objeto en un papel gracias a un pequeño croquis (lo que a principios del siglo XIX se denominó como partí o primera imagen) que constituye el primer modelo del edificio.
El siguiente paso era desarrollar esta idea primero en planos; y posteriormente gracias a alzados y a la perspectiva se podía tener una idea aproximada de la imagen real del edificio visualizando de esta manera algo que en sí mismo no sería posible. Este método se trabajó desde la aparición de la perspectiva, en el renacimiento, hasta finales del siglo XX y produjo imágenes que son consideradas como obras de arte por sí solas, aunque como modelo dichas imágenes son sólo un esquema que “desaparece” al erigirse el edificio.
Hacia finales del siglo XX con la irrupción de programas computacionales la imagen arquitectónica, vista como modelo de algo que aún no ha sido, ha sufrido grandes cambios.
La digitalización y la realidad virtual, de la que ahora se valen los diseñadores se han vuelto una modelización de lo real que puede imitar casi a la perfección la realidad[2]. Tanto la imagen digital como los “recorridos virtuales” han conseguido que haya una evolución en cuanto a nuestra manera de percibir, pues existe en ellas un embuste y una manipulación que amalgama imágenes de naturaleza distinta (las reales en el caso de personas o paisajes donde se inserta in nuevo edificio y las creadas por la máquina) en las que sin embargo estamos fundamentando nuestras creencias sobre lo real
La mirada hacia el modelo arquitectónico virtual ha conseguido simular puntos de vista sobre el objeto más que el objeto mismo y ha generado nuevas posibilidades de hacer imagen, pues los croquis, los diseños, las pinturas hechas por arquitectos y las primeras imágenes que ellos realizan sobre un diseño de manera manual se han visto influenciados por las posibilidades de representación de la digitalización. Incluso los nuevos métodos de diseño se apoyan en elementos computacionales como el pixelado; así la imagen digital y la realidad virtual han pasado de ser reproducciones a producciones, ellas modifican la experiencia, amplían el mundo, percepción y la imaginación de quienes las vemos.
[1] Gadamer, Hans-Georg, Verdad y método, pág 189.
[2] Stiegler, Bernard, La imagen discreta, pág. 182.
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